6 de febrero: Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina.

La Mutilación Genital Femenina (MGF) es un grave ejemplo de violencia de género que se practica actualmente en algunas culturas de todo el mundo, de las cuales poca gente habla. Estas prácticas se llevan a cabo a causa del sistema patriarcal de esas sociedades, además de ser sociedades gerontológicas. Las decisiones las toman los mayores de la comunidad.

La MGF se practica en unos 30 países del mundo, como Egipto, Somalia, Mali, la India, etc., y a causa de los flujos migratorios, se extiende a los diferentes países de acogida.

El informe de 2016 de UNICEF, Female Genital Mutilation/Cutting: A Global Concern Concern (La mutilación genital femenina: una preocupación mundial) observa que la mitad de las niñas y mujeres que ha sufrido esta práctica viven en tres países–Egipto, Etiopía e indonesia-.

La costumbre se realiza de generación en generación, a niñas de entre los 0-14 años, y con razones diferentes: sociales, religiosas, mágicas, higiénicas y estéticas, sexuales y/o reproductivas, dependiendo de cada etnia. Entre estas encontramos; “es nuestra cultura”; “es más higiénico”, “el clítoris crece de manera desproporcionada”; “el hombre experimenta más placer”, etc.

Existen cuatro tipos diferentes de mutilación genital femenina:

  • Tipo I o clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris.
  • Tipo II o escisión: resección de los labios menores con resección parcial o total del clítoris o sin, y con o sin escisión de los labios mayores.
  • Tipo III o infibulación: estrechamiento de la apertura vaginal mediante el corte y recolocación de los labios menores y/o mayores, con escisión o sin del clítoris.
  • Tipo IV: amplio abanico de prácticas variadas e inclasificables. Engloba todos los procedimientos lesivos.

Son muchas las consecuencias de esta práctica, las cuales las podemos clasificar en:

  • A corto plazo: dolor, hemorragias, dificultades para orinar, infecciones, muertos…
  • A largo plazo: infecciones del aparato reproductor, enfermedades inflamatorias de la región pélvica, infertilidad, menstruaciones dolorosas, obstrucción crónica del trato urinario o piedras a la vejiga, incontinencia urinaria, relaciones sexuales dolorosas, partos difíciles…

Existen varios protocolos y guías de atención, actuación e intervención dirigidas a profesionales que trabajan en los diferentes ámbitos: social, sanitario, jurídico, educativo…, pero la información no está actualizada. Actualmente, esta práctica es penada por ley en el Estado español.

La prevención y la educación sobre esta práctica son imprescindibles, tanto en los países de origen como en los países de destino.

También es necesario empoderar a las mujeres y niñas con todos los medios de los que disponemos: legislativos, sanitarios, educativos, de sensibilización y acompañamiento para erradicar de manera efectiva y definitivamente esta terrible práctica que ha costado y continúa costando tantas vidas y tanto de sufrimiento.

Desde la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical denunciamos esta práctica y nos unimos a las voces en defensa de las mujeres y las niñas que ven violentados sus derechos humanos más básicos.

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