A LAS MUJERES DE LA CONFEDERACIÓN INTERSINDICAL
“Visibilizar a las mujeres de nuestra organización es imprescindible para conocer sus contribuciones y sus luchas por conseguir la Organización de Mujeres que hoy tenemos”.
Las mujeres que aquí aparecen son una representación de todas las mujeres de los sindicatos que conforman la Confederación Intersindical.
Ellas han hecho posible uno de los logros más importantes, que la Organización de Mujeres Confederal y de Enseñanza cuenten con personas para coordinar el ingente trabajo que se genera: elaboración de comunicados de prensa, materiales de campañas, reuniones, resoluciones congresuales, elaboración de enmiendas para las leyes de Igualdad, LOE, Ley de Dependencia, etc. Ese trabajo no sería posible sin la colaboración de muchas mujeres. Es importante la presencia de la Organización de Mujeres en foros internacionales y especialmente en Europa, cuando la compañera Begoña Suárez fue elegida en 2008 presidenta del Comité Permanente Panaeuropeo de Igualdad.
María Rosa Marrero
María Rosa Marrero pertenece a STEC -Intersindical Canaria
Las pioneras
La Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical se inicia a partir del Congreso de unificación entre STEC y UCSTE celebrado en junio de 1990 en Madrid, donde Palmira es elegida para el Secretariado Confederal a propuesta del sindicato SUATEA de Asturias. Es la primera mujer que tiene responsabilidades confederales en la Organización de Mujeres. Hay que tener en cuenta que los sindicatos que pertenecían a los primeros STEs fundados en el Congreso de 1978, ya contaban con un Área o Secretaría de la Mujer.
“Sinceramente creo que esos inicios fueron muy importantes para nuestro entendimiento, para el comienzo del trabajo y la participación”
Palmira García Díaz es Licenciada en F. Francesa y en Psicopedagogía. Su militancia feminista comienza en la Secretaría de la Mujer de SUATEA y en la AFA (Asociación Feminista de Asturias). Estuvo a cargo de la Organización de Mujeres de la Confederación entre 1990 y 1996. Actualmente compatibiliza su trabajo en el STEM con el de profesora asociada en la Universidad Complutense de Madrid.
¿Se llamaba en ese momento Organización de Mujeres?
Había algunos sindicatos que no querían que se llamara secretaría, en pequeñas reuniones decidimos que podíamos llamarle “Organización” no sabíamos si se aceptaría pero al final tuvimos unas Jornadas (de unificación de mujeres) en octubre de 1990 y nos pusimos de acuerdo.
¿Cuál fue tu propuesta de trabajo para la Organización de Mujeres?
Al principio necesitábamos hablar e hicimos jornadas y encuentros de todos los sindicatos, ideamos el funcionamiento de una mujer cada STE y nos presentamos por primera vez a las subvenciones del entonces Ministerio de Asuntos Sociales, gracias a lo cual pudimos financiar nuestras primeras Jornadas. Trabajamos sobre participación de las mujeres, sobre educación afectivo-sexual, sobre coeducación, sobre empoderamiento…, pero sobre todo en esos años creamos un trabajo común y comenzamos a visibilizar las diversas apuestas que se hacían en los distintos sindicatos con respecto a este tema. En todos los Secretariados y Plenos cada vez nuestra Organización tenía más tiempos, más respetados y más llenos de contenido. La lucha era constante en cuanto a mejorar nuestra participación, los horarios de reuniones… pero resultó muy gratificante en muchos aspectos.
Sinceramente creo que esos inicios fueron muy importantes para nuestro entendimiento, para el comienzo del trabajo y la participación. Me hubiera gustado haber seguido participando más activamente, pero eso es otro tema.
¿Encuentras dificultades en la organización para impulsar los cambios?
Dificultades era todo: desde quienes no veían el tema, a quienes creían que mucho poder de decisión se estaba dando a las mujeres, a quienes favorecían tanto el trabajo como la participación. Yo estaba sola al principio, pero pronto recibí ayuda, apoyo y amistad por parte de muchos territorios y de muchas mujeres, así que los obstáculos parecían menos.
Acciones realizadas por la Organización de Mujeres en esta etapa
Las primeras Jornadas de Mujeres: Acceso de las mujeres al ámbito de lo público; luego vinieron seminarios de educación afectivo sexual, de coeducación, de trabajo feminista, de educación no sexista, participación en los encuentros de otros sindicatos: Andalucía, Castilla y León, Castilla La Mancha, etc.
Materiales 8 de marzo: cuaderno de coeducación, propuestas didácticas para hacer llegar a los centros, artículos de opinión publicados en la SAL (una revista feminista que ya no existe), trabajo con la Federación 8 de marzo; participación activa en Mujeres Contra la Guerra…
Campaña para conseguir los permisos de maternidad en verano (independientes de las vacaciones), temas de embarazos de interinas…
Materiales 25 de noviembre: comenzaba a celebrarse esa fecha y nuestro artículo salió en El País, El Mundo, E. Española…éramos las primeras en la enseñanza que escribíamos sobre el tema.
¿Qué iniciativa te habría gustado llevar a cabo y no pudiste en ese momento?
Creo que llevé a cabo todo lo que en ese momento podíamos hacer, pero me hubiera gustado haber creado una estructura fuerte y que la gente cuando dejamos de ser responsables ya no tengamos ningún hueco ni papel, eso debería haberse preparado mejor para tener personas con experiencia siempre en la red y no empezar de nuevo cada cierto tiempo. Abogo por una participación más abierta en la organización.
¿Qué cambios en la sociedad española has vivido con respecto a mejoras en los derechos de las mujeres?
He vivido mucho cambio respecto a mi educación inicial, sobre todo en la participación más activa en la sociedad, en ocupar más puestos de decisión, en compartir las responsabilidades en la familia, en la apertura hacia todo tipo de uniones y estructuras familiares, en mayor tolerancia… pero aunque sé que es un tópico QUEDA MUCHO POR HACER. Además, ahora peligran los logros de las mujeres porque ante la crisis, ya hemos visto la última medida del Consejo Europeo y la prórroga del permiso de paternidad que nos han colado en estos presupuestos. La violencia contra las mujeres no cesa, la ley no ha conseguido penetrar en las estructuras de la violencia machista, hay que reforzar y mejorar ese trabajo y los derechos no los hemos conseguido para todas, así que hay que ponerse con más ilusión que nunca a sacar fuerzas, ideas y trabajo común. Han cerrado un Ministerio que solo representaba un 0.03% de los Presupuestos G. del Estado, que también redundará en que empeoremos en nuestra lucha por la igualdad real. Existe la explotación sexual contra mujeres y niñas porque los poderes públicos aún no han tomado las medidas necesarias, las interinas aún siguen teniendo problemas y discriminación con los permisos de maternidad…, el estado de la feminización de la pobreza cada vez es más alarmante, ya que se ha precarizado el trabajo en general y especialmente el de las mujeres con la crisis y aquel lema de “A igual trabajo igual salario” nos aboca en este momento a una respuesta: estamos en torno a un 30% de discriminación salarial. Hay un trabajo socialmente necesario que se cubre principalmente por las mujeres de forma “oculta” y la visibilización es decir en la conversión de ese trabajo sumergido en empleo reconocido es fundamental para la igualdad de género. Universalización de la Educación Infantil pública y sistema público universal de atención a la dependencia…
¿Qué deben trabajar los centros educativos para conseguir la igualdad?
Creo que es bueno hacer reuniones amplias donde las lluvias de ideas en torno a las necesidades siempre son de mucha utilidad. Ahora se habla a veces como si ya hubiéramos coeducado en todos los centros y viniéremos de vuelta, pero hace falta el trabajo de autoestima, de identidad, de relación afectivo-sexual y me parece muy importante estar muy informadas de las leyes y las reivindicaciones que de su incumplimiento se pueden derivar para ayudar desde todos los ámbitos. Es necesario trabajar en torno a la violencia de género y para ello hago mía, la reflexión más amplia que sobre este tema hace Susana Velázquez (2003) “Abarca todos los actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y simbólico que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física”
Reivindicaciones para las Administraciones Públicas y para la sociedad en su conjunto: Desde mi punto de vista seguir reivindicando la jornada de 35h, el empleo estable y con derechos a la igualdad salarial; la aplicación y desarrollo de las leyes de igualdad y de la dependencia; empleo público estable, la abolición de la explotación sexual y la prostitución, conversión del trabajo sumergido, sistemas públicos de educación y sanidad universales…y la separación real de los poderes de la Iglesia y del Estado
“Es imprescindible propiciar la participación de las mujeres enseñantes en nuestros sindicatos”.
Mª Carmen Ferrer Abellán es maestra y representante del STE-Castilla La Mancha. Siempre ha sido una persona sensibilizada con la lucha de las mujeres, con su visibilización, y comienza un compromiso más activo a finales de la década de los ochenta.
“Soy de las pocas mujeres que ha sido miembro del Secretariado Confederal durante nueve años consecutivos de los cuales durante tres años fui la responsable de la Organización de Mujeres en el Secretariado Confederal, entre otras responsabilidades”.
¿Qué te motivó para hacerte cargo de la OM?
Bueno, no es cuestión de motivación sino de responsabilidad, de coherencia con mis ideas, eran tiempos difíciles donde la vida pública, y más el mundo sindical, estaba completamente masculinizada, las mujeres se reducían a mera anécdota y los problemas específicos de género o cualquier otro asunto que mirados desde la perspectiva de mujer cobraban otra dimensión, no se trataban o dependían de la sensibilización de algunos compañeros. Las mujeres queríamos tener nuestro espacio de reflexión, organizarnos, tejer redes entre nosotras, incidir en todas y cada una de las reivindicaciones del sindicato desde la perspectiva de género, no podíamos continuar aisladas cada una en su territorio cuando los problemas, los obstáculos eran comunes. En una reunión de la Organización de Mujeres pensaron que yo podía representar a las mujeres del sindicato en el Secretariado Confederal y acepté por lo que comentaba al principio: por responsabilidad, coherencia y militancia.
¿Qué proyecto de acción sindical te trazaste al llegar a la OM?
No puedo decir que yo trazase específicamente algo, todo se hacía entre todas, todas aportábamos nuestro grano de arena a las líneas de trabajo, la acción sindical, congresos, jornadas, debates, medios de comunicación, artículos de opinión, proyectos, etc. Era un trabajo colectivo. Lo que sí te puedo decir que me propuse fue que en todos los temas sindicales y políticos estuviera nuestro punto de vista, tuviéramos una participación real, efectiva, tuviera o no tuviera que ver con las mujeres directamente, por lo que la representación de los STEs en todos los ámbitos a partir de entonces siempre sería paritaria. Debíamos aprender a plantear los temas con nuestros compañeros que no siempre nos entendían y hubo alguna que otra batalla incruenta, dura pero que al final se resolvía sin bajas ya que nos unían lazos de afecto, valores compartidos y una misma visión de algunos temas. He de destacar para ser justa que hubo un gran número de ellos que potenciaron con su apoyo y ánimo nuestras propuestas y que tengo un recuerdo inmejorable de ellos.
¿Consideras que alguna de las acciones que se realizaron siendo responsable de la OM propiciaron algún cambio en la misma o en la propia Confederación?
Creo que no soy yo quien debe decir esto, ahí está el trabajo, los escritos, las actas… ninguna acción se realiza para que nada cambie, por lo tanto, debo pensar que hubo muchos cambios, muchos progresos, entre ellos recuerdo que se aprobó en un Congreso que nuestra Confederación fuese “feminista”, no podéis imaginar lo que esto costó, pero fuimos (no sé si todavía seguimos siendo) la única organización sindical que se autodenominaba así.
El apoyo confederal al derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad, la lucha por la hora de lactancia, la discriminación de las interinas embarazadas, la feminización de los equipos directivos, la conciliación de la vida laboral y familiar, la racionalización de los horarios de trabajo, etc.
Háblanos de las dificultades que encontraste para llevar adelante los cambios
Dificultades hubo muchas. Nuestra organización, aunque progresista, no se escapa de las estructuras patriarcales de la sociedad, esto es algo que se instala en la concepción de la vida y aunque el pensamiento va por un lado, los hechos corroboran de forma tozuda la realidad. Así surge el eterno debate de quién representa a la Confederación ¿Las personas más preparadas o una comisión paritaria? Absurdo debate, pues si siempre se fomenta a los mismos no habrá relevo, si no se adquiere experiencia siempre se perpetuarán los mismos esquemas y lo que es más importante ¿Quién decide la formación o preparación de las personas? Que yo sepa y desde mi experiencia todas las personas somos susceptibles de aprendizaje, hombres y mujeres. Ahora, si nos medimos por la cantidad de verborrea, a veces vacía, el afán de notoriedad, debo decir que a las mujeres no nos interesa, somos más concisas, quizás por la importancia que le damos a nuestro tiempo, el cual estamos acostumbradas a rentabilizar en mil actividades distintas.
¿Qué te quedó por hacer en la Organización de Mujeres?
Me hubiera gustado que en mundo sindical, y más en nuestro sindicato donde la afiliación femenina es mayoritaria, las responsabilidades, la representación, las liberaciones sindicales, etc. hubieran sido, al menos, paritarias. No se ha conseguido y creo que falta mucho para poder conseguirlo, por la propia dinámica del sindicato y por la presión estructural que sigue relegando a las mujeres al ámbito privado, a un segundo plano.
¿Qué avances has vivido en relación con los derechos de las mujeres?
Bueno, realmente he vivido todos los avances que se han producido a partir de la democracia, el avance legislativo ha sido impresionante y el avance social también, aunque todavía queda muchísimo camino por hacer, pues hay un amplio trecho entre la igualdad de hecho y la de derecho, a veces la legislación va por delante de la realidad. Los cambios estructurales profundos que debían producirse son muy lentos y la discriminación que se produce en las mujeres es tremendamente sutil y, a veces cuesta detectarla, pero la realidad nos demuestra que el poder político, económico, etc. sigue en manos de varones, la presencia de las mujeres se reduce a mera anécdota.
¿Cómo ves la situación de las mujeres frente a la globalización del capitalismo?
Como ya he expresado antes, se han producido muchos avances en España, pero todavía queda un largo y penoso camino por recorrer para alcanzar la mitad del cielo que por justicia nos corresponde. En nuestro país, todavía siguen muriendo mujeres por la violencia machista, todavía el paro es, en proporción, mayoritariamente femenino, todavía existen diferencias salariales por el mismo trabajo, todavía a pesar de que son las mujeres quienes obtienen las mejores notas en las universidades no dirigen los bancos, ni las empresas, ni ocupan los puestos más altos en las instituciones, en los partidos, en los sindicatos, en la vida pública, en definitiva.
Al capitalismo solo le importan las estructuras que hacen que todo siga igual para que nada cambie y puedan seguir perpetuando los privilegios de unos cuantos, no se globalizan los logros, los derechos, la justicia social, la regulación de los mercados… Se globaliza la pobreza, la explotación, la desregulación, etc. y la peor parte la llevan las mujeres que son las más pobres entre los pobres, las más olvidadas, las que son usadas como moneda de cambio, explotadas sexualmente, sin acceso a la sanidad, a la educación, a la cultura.
Yo personalmente, soy pesimista con la situación actual, creo que son demasiados los intereses capitalistas para poder cambiar las distintas realidades injustas, tanto a nivel nacional como internacional, debería haber una respuesta social fuerte, contundente que hiciera tambalear este sistema injusto y nos llevara a repensar alternativas viables de otra sociedad, de otro mundo posible.
Se debería dar una regeneración ética de la vida pública, política, que despertara la ilusión en una sociedad adormecida que ve como inevitable la corrupción, las medidas capitalistas, el mundo tal y como nos lo presentan los intereses transnacionales.
¿En qué debemos poner el acento para educar en igualdad?
Siempre debemos estar vigilantes, el sexismo se transmite en las familias y en las escuelas. Pasar de la escuela mixta a la escuela coeducativa es harto difícil, pues seguimos transmitiendo estereotipos a través de los libros de texto (ahora han cambiado mucho y he de reconocer que cuidan más las formas), de las costumbres, el lenguaje, etc.
Todavía se pueden ver, desgraciadamente, los espacios centrales del patio de recreo ocupado por varones jugando al balón y las esquinas y laterales copados por niñas que juegan a otras cosas.
Las niñas siguen sin referencias femeninas distintas de las clásicas en sus libros de texto, los logros de las mujeres y de la lucha feminista o se toca de pasada o es ignorado. En fin, el camino es duro, pero hay que andarlo y, lo que es peor: se cree que como niños y niñas reciben la misma educación, ya se está coeducando, cuando creemos que todo se ha conseguido es cuando se involuciona, no hacemos autocrítica con nuestra labor docente, en definitiva, estamos siendo cómplices de la perpetuación de estereotipos.
Es importantísima la toma de conciencia de las mujeres, nuestra unión y complicidad para cambiar lo que no nos gusta, conquistar los espacios públicos, revalorizar el espacio privado, humanizar los horarios. Juntas podemos, aisladas seguiremos relegadas al olvido.
Quisiera terminar diciendo que guardo un recuerdo maravilloso de la Organización de Mujeres de STEs. Debo agradecer sinceramente el apoyo, el cariño, la complicidad y la amistad derramada a lo largo de los muchos años que trabajamos juntas.
Nuestras reuniones eran un remanso de paz, de diálogo y cordialidad, recuerdo perfectamente los ánimos renovados que nos llevábamos a casa al terminar nuestra jornada, la certeza de que los límites los ponía una misma y que siempre tendría a mis compañeras respaldándome, era una sensación de bienestar y de compañerismo difícil de transmitir pero que me ayudó a ser como soy, sin miedos y sobre todo a saber que nunca estaría sola en mi andadura sindical.
“Un abrazo muy grande, chicas, gracias por todo y seguid en la lucha. No estáis solas”.
“El estereotipo masculino y femenino está muy arraigado, y, hay muchos valores que deberían cambiar”.
Pilar Catalán Romea es natural de Zaragoza y maestra especialista en Educación Infantil. Milita en el STEA (UCSTE en Teruel) desde 1986, cuando comienza a trabajar en la Escuela Pública de Montalbán (Teruel), hasta 2007, cuando abandona la organización por desacuerdos con el funcionamiento del STEA-Zaragoza. Es responsable de la Organización de Mujeres de los STEs durante los cursos 1998 a 2000.
¿Cómo te llega la responsabilidad de la Organización de Mujeres y cuáles eran tus objetivos?
Ser miembro de la Comisión Técnica en Madrid puso en mi mano esta responsabilidad, si bien, llevaba bastantes años participando en las actividades de la Organización de Mujeres, tanto a nivel personal como representando al sindicato de Aragón, por lo que asumí el cargo como otro medio de aportar mi trabajo y colaboración por un objetivo deseado: trabajar con otras mujeres en el avance de nuestros derechos.
En ese período el trabajo estuvo especialmente centrado en dos aspectos:
- Hacer conscientes a todas las mujeres de los sindicatos confederados de la importancia de ser partícipes de esta Organización.
- Establecer un espacio dentro de los diferentes sindicatos para explicitar el mensaje feminista. Casi todos se comprometieron a reservar un espacio en su revista sindical. Al menos una página en las revistas habituales, que hablase de los derechos de las mujeres, y una separata o una específica para el día 8 de marzo. USTEA incorporó en sus estatutos el término “feminista” en su definición, y trasladó el debate a la Confederación y a otros sindicatos.
¿Qué cambios has vivido que han supuesto mejoras en los derechos de las mujeres y qué queda por hacer?
Son muchos los cambios que he vivido respecto a las mejoras de los derechos de las mujeres:
- Legalmente la sociedad española ha avanzado en el acceso al trabajo de las mujeres, los derechos laborales, el derecho al aborto, la ley de divorcio, de conciliación…
- Socialmente he vivido un cambio impresionante viendo la salida de la mujer al mundo del trabajo de forma generalizada lo que está llevando a muchos cambios en diferentes ámbitos personales y sociales.
Sin embargo, pienso, que todavía queda mucho camino por andar. “El estereotipo masculino y femenino está muy arraigado, y, hay muchos valores que deberían cambiar”. Esos valores que siguen llevando a que la mayor parte de profesionales en educación y medicina sean mujeres, y en otros sectores como la navegación aérea o la ingeniería éstas sean escasas; a que las direcciones y altos cargos de las empresas sean mayoritariamente masculinas, a que los protagonistas en deportes de más influencia social sean los varones; a que las clásicas organizaciones políticas atraigan escasamente a las mujeres, a que la actividad dentro y fuera de casa siga estando mal distribuida.
Y, la realidad es que en las escuelas entre profesionales se habla muy poco o prácticamente nada de coeducación, parece que el tema se ha pasado de moda, o, peor, en muchos casos se da por superado. Pero “si se mira un patio de recreo y se observa a los grupos de jóvenes se puede descubrir que el estereotipo está más que presente”, muestra quizá de que los próximos cambios sociales no serán tan rápidos como los que haya podido vivir mi generación.
“La discriminación de las mujeres es una lacra social contra la que tenemos que luchar desde todos los frentes, en lo público y en lo privado”.
Branca Guerreiro es Diplomada en Magisterio y Licenciada en Pedagogía, pertenece al STEG y se inicia en las luchas feministas en la Universidad de Santiago de Compostela. Es la responsable de la Organización de Mujeres de 2000 a 2003, primer año que existe una liberación exclusiva para la representante de la Organización de Mujeres, y cuando se la ofrecieron, le pareció una oportunidad estupenda de trabajar a tiempo completo en temas feministas. Sus objetivos eran claros: fortalecer la propia Organización de Mujeres, conseguir que acudiesen las compañeras de los territorios que no solían participar. Crear una red solidaria de todas las mujeres de los distintos sindicatos de la Confederación, utilizar las nuevas tecnologías: correo electrónico, foros… para poder mantener un contacto continuo entre personas tan distantes geográficamente.
¿Qué avances se producen en tu etapa como responsable de la OM?
La OM tomó un impulso nuevo, esa red sirvió para mejorar el funcionamiento de las áreas de mujer en los sindicatos territoriales además de ayudar a muchas mujeres a formarse en temas feministas y animarlas a participar en otros órganos y responsabilidades confederales.
¿Con qué dificultades te encuentras para llevar adelante los cambios?
En principio las dificultades para mi fueron mucho menores que para las compañeras que me precedieron, a mi me habían regalado tiempo para dedicarme a la organización de mujeres, ellas tenían que hacerlo como parte de la doble jornada sindical, eso era un cambio cuantitativo y cualitativo que ellas habían conseguido al pelear por esa liberación.
Dentro de la Organización de Mujeres habían creado un ambiente estupendo de camaradería y afectividad que yo pude acrecentar gracias a ese tiempo y a la extensión del uso de las nuevas tecnologías en los sindicatos. Tengo que agradecerle a todas ellas, pero en especial a Mª Carmen Ferrer y Pilar Catalán, que me abriesen la puerta y los ojos al mundo del sindicalismo confederal.
Los atrancos vinieron cuando fuimos consolidando esa red y quisimos promover cambios en la estructura confederal, cuando cuestionamos determinadas formas de actuar muy arraigadas, profundamente masculinas, que dificultaban nuestra participación en los órganos confederales fuera de la OM. De repente, un grupo de mujeres de distintos territorios, conectadas, reflexionando y proponiendo empezaba a resultar molesto e incluso peligroso.
El trabajo que recuerdo con mayor intensidad fue el de unas jornadas internas en las que reflexionamos sobre la escasa presencia de las mujeres en los órganos de representación de los sindicatos y de la confederación, en un sector, como el de la enseñanza, donde la mayoría de las trabajadoras somos mujeres. Enumeramos las causas externas e internas a nuestra organización sindical que provocaban esta ausencia de mujeres, buscamos alternativas y propusimos soluciones. Fue un trabajo compartido, de verdadera red, muy fructífero. Las conclusiones de esas jornadas las utilizamos para crear un taller que llevamos a diversos encuentros de mujeres y siempre tuvo muy buena acogida.
¿Algo que no pudiste hacer en esa etapa y por qué?
Me hubiera gustado hacer estas jornadas mixtas, con los compañeros de la Confederación, en las que reflexionasen tranquilamente con nosotras sobre por qué no estamos en los sindicatos, por qué sigue siendo un mundo tan masculino y masculinizado, sobre las costumbres, horarios, ritos, formas de relación tan arraigados que nos excluyen. Cometimos el error de presentar las conclusiones de nuestras jornadas, así sin reflexión conjunta previa y no fueron muy bien acogidas.
¿Qué cambios en la sociedad española has vivido con respecto a mejoras en los derechos de las mujeres?
No tenía edad suficiente en la transición para ser consciente de los cambios importantísimos que se produjeron para las mujeres a nivel legal. Si recuerdo haber vivido la transformación de mi escuela femenina en una escuela mixta, cuando se consiguió que pudiésemos dejar de ser “licenciados” para tener un título de licenciadas, o cuando se aprobó en el parlamento la posibilidad de que nuestros hijos llevasen nuestro apellido primero. También viví la incorporación masiva de las mujeres a las carreras universitarias, incluso a aquellas tradicionalmente masculinas. Además, los cambios en las costumbres sexuales y las relaciones de pareja empezaron a cuajar en mi entorno, en una ciudad pequeña y conservadora, a finales de los años 80 y principios de los 90.
¿Cómo ves la situación actual de las mujeres en España y en el mundo?
Si miramos la situación de las mujeres en España con respecto a la de otros países donde no se respetan lo más mínimo los derechos humanos pues tenemos que decir que es buena, pero desde la perspectiva de que no puede haber ninguna discriminación por razón de sexo evidentemente queda mucho trabajo por hacer. Antes del comienzo de esta crisis parecía que estábamos dando pasos adelante, aunque no todas las políticas de igualdad que se promovían desde la Administración me pareciesen las más adecuadas, pero ahora está claro que tenemos que estar más alerta, los recortes empiezan por las políticas sociales y las primeras perjudicadas somos nosotras.
¿Y con respecto a la educación qué problemas detectas para conseguir la igualdad?
En la educación pública se extendió el modelo de escuela mixta, pero no coeducativa, seguimos educando desde un modelo masculino, desde los currículos explícitos hasta la organización interna de los centros obvian la aportación de las mujeres a la sociedad, en la mayoría de los casos. La formación del profesorado es muy escasa, por no decir nula, en temas de género, por lo que se mantienen, cuando no se refuerzan, los estereotipos sexistas que existen en la sociedad. En las escuelas privadas y privadas concertadas hay casos en los que directamente se segrega por razón de sexo o se mantienen idearios claramente sexistas.
Hay cuestiones, como estas últimas, que simplemente necesitan cambios en la legislación e inspecciones eficaces, otras que son más difíciles de resolver, pero es imprescindible la formación del profesorado, los observatorios de género, evaluación de los centros y planes específicos integrales para mejorar su nivel de coeducación.
Para terminar ¿Cuál es tu mensaje?
“La discriminación de las mujeres es una lacra social contra la que tenemos que luchar desde todos los frentes, en lo público y en lo privado”.
Socialmente pienso que el feminismo sigue siendo necesario, llevamos mucho camino recorrido, muchas conquistas importantes, pero ni está todo conseguido, ni lo está para todas, hay nuevos retos, nuevas discriminaciones, algunas más sutiles.
“En esta época de crisis debemos reforzar las redes feministas, de apoyo, de reivindicación, de concienciación…”
Laura Villafuerte Rodríguez es Licenciada en Filosofía y Profesora de Educación Secundaria, pertenece al sindicato USTEA de Andalucía y fue responsable de la Organización de Mujeres durante los cursos 2004 a 2006.
¿Cómo fueron tus comienzos en la militancia feminista?
Mi primer contacto con el feminismo fue, cuando estudiaba Bachillerato la asistencia a manifestaciones convocadas por grupos feministas de Sevilla: para denunciar la violación de una mujer, contra las numerosas leyes discriminatorias que existían entonces, etc. Fui contactando con las organizaciones que a finales de los años 70 se iban formando en Sevilla y, ya en la Universidad, me integré de manera muy activa en la Asamblea de Mujeres de Sevilla. Participé en las luchas por el derecho al aborto, al divorcio, a la calle, a la sexualidad, contra la violencia, por la igualdad laboral, derechos de las lesbianas, etc. Muchos temas porque había mucha discriminación. Posteriormente he canalizado mi compromiso feminista a través de la Secretaría de la Mujer de USTEA y durante algunos, años en otro grupo feminista de Sevilla: Mujeres del Faro Sur. Ahora colaboro con una asociación internacional de mujeres contra la guerra: Mujeres de Negro.
¿Qué te animó a asumir la Organización de Mujeres?
Ya desde 2001 era responsable de la Secretaría de la Mujer de USTEA y Trabajar en la Secretaría de la Mujer de USTEA y posteriormente en la Organización de Mujeres era la posibilidad de hacer coincidir mi trabajo y uno de mis principales compromisos políticos. Como responsable de la SM de USTEA formaba parte de la OM de los STEs, asistía a las reuniones, a las Jornadas, etc. En ese ámbito aprendí mucho, y me parecía que se estaba haciendo un trabajo fantástico. Branca Gerreiro, la anterior responsable, estaba haciendo un trabajo tan valioso en la OM y en el Secretariado Confederal que, aunque era un reto difícil, me pareció que merecía la pena asumir esa responsabilidad. Fue decisivo saber que contaba con un gran apoyo por parte del conjunto de la OM de los STEs.
¿Qué líneas de trabajo te propusiste al asumir la responsabilidad de la OM?
Las líneas de trabajo se decidían en el seno de la Organización de Mujeres. Había varias reuniones anuales en las que se consensuaba el plan de trabajo. En eso dos años, las líneas de trabajo básicas fueron:
- Participar activamente en fechas reivindicativas (8 de marzo, 25 de noviembre, 28 de junio) en campañas conjuntas con otras organizaciones; editar y distribuir nuestros propios materiales; enviar comunicados a la prensa, tener presencias en los actos públicos, etc.
- Campañas de denuncias sobre publicidad, o cualquier situación de discriminación.
- Derechos laborales de las mujeres. Realizamos una recopilación de información de derechos laborales de las mujeres que se habían conseguido en algunos territorios, como forma de presión en los territorios en los que aún no existían, para seguir avanzando en la consecución de esos derechos. El trabajo se centró bastante en denunciar discriminaciones que aún existían vinculadas a la reproducción y la maternidad. En aquellos años había un colectivo que padecía especialmente algunas discriminaciones vinculadas a la maternidad que era el colectivo de mujeres interinas. También se trabajó en temas de conciliación de vida laboral, personal y familiar.
- Se participó en actos y actividades internacionales: Marcha Mundial de Mujeres contra la pobreza y la violencia (se llevó a cabo en Galicia). Participamos muy activamente desde el marco de la Internacional de la Educación junto con otras organizaciones de mujeres del Estado Español, en la revisión de Beijing+10 que se celebró en Nueva York.
- Se intentó llevar a cabo un importante trabajo interno en una doble línea: fortalecer las Organizaciones de Mujeres de cada STEs, fomentar la participación de mujeres en los órganos confederales e intentar cambiar dinámicas y formas poco coherentes con nuestras señas de identidad feministas. Para ello llevamos a cabo varias líneas de trabajo: cohesionar la OM, fomentar la formación feminista y el debate en torno a algunos temas (Conciliación, prostitución, interculturalismo, paridad, etc.), tanto en las reuniones de la propia OM como en el conjunto de los órganos confederales.
- Tener presencia en todos los ámbitos en los que los STEs tuvieran representación haciendo aportaciones con perspectivas de género (Consejo Escolar del Estado, mesas de negociación etc.)
- Relaciones institucionales, solicitar subvenciones para actividades como el calendario de mujeres…
- Tener presencia como OM en cualquier actividad que realizara la Confederación de STEs: Jornadas, Congresos, Escuelas Sindicales, etc.
¿Qué logros se alcanzaron en ese periodo al frente de la OM?
Creo que en esos años, siguiendo la línea que ya había iniciado Branca, se alcanzó una gran cohesión en la OM, lo cual contribuyó a que se tuviera cada vez más en cuenta a la OM no sólo en la Confederación sino también en cada uno de los STEs. En aquellos años se debatió bastante sobre los rasgos patriarcales de las organizaciones sindicales, y en concreto los que aún conservaban lo propios STEs y la Confederación.
¿Qué resistencias a los cambios encontraste en la propia organización?
Hay que partir del hecho de que los sindicatos, junto con el Ejército y la Iglesia, son las organizaciones más patriarcales que existen. En general esto quiere decir que son organizaciones en las que los hombres tienen más poder, son más jerárquicas, menos democráticas, más reacias a los cambios, etc. Dicho lo cual, quiero aclarar que yo considero que hay una diferencia abismal entre el Ejército y la Iglesia, por un lado, y los sindicatos por otro; y también una enorme diferencia entre otras organizaciones sindicales clásicas y la nuestra. Pero he querido mencionarlo porque creo que esto explica en parte que, aunque los STEs en sus estatutos sean sindicatos feministas, la práctica adolece aún de algunas incoherencias debido a esa rémora histórica y a algunas resistencias al cambio.
Yo señalaría algunas situaciones como las principales causas de esta incoherencia y esta resistencia al cambio a formas más democráticas, participativas e igualitarias:
- Profesionalización del sindicalismo. Las mujeres rotamos en los puestos de responsabilidad, mientras que algunos varones no. Algunos hombres se apegan y aferran a sus puestos y cargos y esta permanencia incrementa su influencia en los órganos, y en los ámbitos informales de decisión. Confunden su rechazo de sus trabajos reales con la fantasía de que la organización los necesita a ellos. Revisten su vacío personal de compromiso. Tantos y tantos años de permanencia da conocimiento, contactos e información, y todo eso, en su conjunto, poder. Este tema me parece importante, sobre todo porque más allá de la responsabilidad personal de quien se aferra a su cargo, está la responsabilidad colectiva, por la falta de crítica y coherencia que supone.
- Redes informales de decisión. Favorecidas por la profesionalización del sindicalismo permiten que las decisiones se tomen aparentemente en los órganos democráticos, pero a veces sólo aparentemente.
- Utilizar las Organizaciones de Mujeres o Secretarías de la Mujer de algunos STEs como imagen o pantalla de algo que se ha convertido en lo políticamente correcto, pero sin un convencimiento real respecto a su existencia y sentido.
¿Qué campañas o materiales editados destacarías?
Artículos en el Clarión, notas de prensa, cartas al director, carteles para el 8 de marzo
Creo que lo más destacable fue el almanaque: Mujeres en el Tiempo, Tiempo de Mujeres.
¿Te quedó algo por hacer que no pudiste en ese momento?
Me hubiera gustado que las organizaciones de mujeres o secretarías de la mujer de cada sindicato se hubieran consolidado más, y haber podido contribuir a más cambios en las propias estructuras confederales: limitación temporal de las responsabilidades y paridad en los órganos.
Las dificultades fundamentales considero que fueron la resistencia a los cambios de algunos de los representantes en el Secretariado Confederal.
Una reflexión para terminar
“Creo que la sociedad no está siendo lo suficientemente consciente de cómo el patriarcado se perpetúa con nuevas formas más sutiles y aparentemente más benevolentes». Esto unido a la crisis está teniendo unas repercusiones específicas en las mujeres en ámbitos fundamentales: empobrecimiento, derechos laborales…
Creo que la OM debería contribuir a la creación y difusión de pensamiento crítico que denuncie esta situación.
“La gestación de mi manera feminista de estar en el mundo tiene su raíz, en mi caso, en la relación primera que establecí con las mujeres de mi infancia y adolescencia”.
Alicia Poza Sebastián, es catedrática de Filosofía de Educación Secundaria y está liberada por el Sindicato STERM de Murcia y aquí nos cuenta algunas de sus experiencias y sus inicios en el feminismo.
Desde pequeña viví mi relación con las mujeres como relación de pertenencia a una comunidad muy amplia, en la que se englobaba casa y colegio. Ambos espacios estaban poblados de mujeres afirmativas, positivas. Habían elegido ese camino como modo de autorrealización. Eran mujeres con un maravilloso sentido de la tierra. Yo percibía en su conducta una afirmación radical de lo inmediato, de lo cotidiano. Eran presencias envolventes por su afectividad, por la energía que dedicaban a tu propia afirmación, que era también la suya. Mi militancia teórica empezó en los 80, ya en la Facultad, pero la gestación de mi manera “feminista de estar en el mundo” tiene su raíz, en mi caso, en la relación primera que establecí con las mujeres (madre, hermana, maestras), de mi infancia y adolescencia.
Fui responsable de la O. de mujeres Confederal entre septiembre de 2005 y agosto de 2007. La experiencia al frente de la O. de Mujeres fue tremendamente gratificante fundamentalmente porque me dio oportunidad de trabajar y de conocer a mujeres espléndidas, inteligentes, divertidas de las que he aprendido mucho.
Los proyectos en los que nos embarcamos, durante el tiempo que estuve ejerciendo esta responsabilidad, fueron múltiples: reforzar la Organización de Mujeres y su presencia en los órganos; profundizar las relaciones con mujeres sindicalistas de otras organizaciones para trabajar en algún proyecto conjunto que pusiera de manifiesto nuestras confluencias y nuestras diferencias en un ambiente de cordialidad y complicidad; hacer más visible nuestra presencia en los organismos internacionales de igualdad; fortalecer los lazos con las mujeres de todos los sindicatos de la Confederación en nuestros encuentros anuales;. Fruto de estos objetivos nació Sindicadas y fue nombrada Begoña secretaria del comité de igualdad de la IE.
Las dificultades más notorias provenían, curiosamente, de la propia organización que arrastra todavía esquemas muy patriarcales y que secundariza a las mujeres, mujeres, por cierto, muy inteligentes.
No me atrevo a decir que haya vivido muchos avances. Si los ha habido, ciertamente, a nivel legal, pero las conductas siguen reproduciendo los papeles tradicionales, incluso entre ciertos sectores de la población femenina creo que se ha dado un paso atrás, observo en mis alumnas muy poca autoestima y muy poca autonomía. Cierto es que también hay muchachas muy concienciadas, pero no de manera tan generalizada.
Las propuestas enlazan con los proyectos que te he enumerado: formación en género de todo la gente de la Confederación, seguir trabajando conjuntamente como lo venimos haciendo hasta ahora, con las mujeres de las distintas organizaciones sindicales, seguir comprometiéndonos a nivel internacional para crear una red mundial de mujeres sindicalistas de la enseñanza, realizar campañas para animar a las mujeres a que realicen trabajo sindical y entren en los órganos, es la única manera de cambiar las estructuras patriarcales en las que vivimos.
Isabel González López es Licenciada en Filología Clásica y actualmente trabaja como profesora de Secundaria en el IES José Hierro (San Vicente de la Barquera-Cantabria).
¿En qué fecha asumiste la responsabilidad de la Organización de Mujeres y qué te impulsó a asumirla?
Fui responsable de la Organización de Mujeres desde septiembre de 2007 hasta septiembre de 2010. Hacía años que participaba en la Organización de Mujeres como responsable de la Secretaría de Mujer de SUATEA, nuestro sindicato en Asturias, y las compañeras de la OM me lo propusieron. Me animé a asumirlo porque me parecía una experiencia muy enriquecedora, como así fue, pero también porque me gustaba la dinámica de funcionamiento de la Organización de Mujeres, en la que tomábamos las decisiones entre todas y trabajamos de forma coordinada.
¿Qué cambios importantes viviste en esa etapa en la OM y en la Confederación?
El cambio más relevante que me tocó vivir fue en noviembre de 2007, es decir, a los dos meses de hacerme cargo de la OM, pues se celebró en Salamanca el Congreso fundacional de la Confederación Intersindical. Esto significó que mi ámbito de actuación, que había empezado en el sector de enseñanza, se extendió también al resto de sectores confederales. De todas formas, a pesar de la inquietud y los miedos que me asaltaron en esos primeros momentos, lo viví como un reto muy ilusionante porque me permitió acercarme a realidades totalmente diferentes.
Por otra parte, nuestra participación en la escena internacional, participando en diferentes Encuentros y Seminarios de la Internacional de la Educación, me aportó una dimensión de trabajo diferente y aleccionador en muchos sentidos, pero también me permitió medir y valorar en su justa medida nuestro nivel de trabajo, especialmente en lo referente a la coeducación, pues descubrí que tenemos un nivel muy aceptable. En este mismo escenario, supuso una evolución interesante y un orgullo el nombramiento de Begoña Suárez, nuestra compañera en la Comisión Coordinadora de Madrid, como presidenta del Comité de Igualdad Paneuropeo de la Internacional de la Educación.
En otro sentido, fue una novedad relevante y que abrió una nueva línea de trabajo la puesta en marcha de “Sindicadas”, Encuentro organizado por las Áreas de Mujer de FE-CCOO, FETE-UGT y STEs, que se ha celebrado todos los años desde 2007 y que ha ido consolidándose hasta hoy.
Por último, destacaría como un cambio relevante para la Organización de Mujeres y la Confederación el momento en que el Secretariado confederal aceptó nuestra propuesta de desdoblar la Organización de Mujeres y que hubiera dos mujeres responsables, una para el sector educativo y otra para el resto de sectores. En cierto modo, esto suponía el reconocimiento a la labor que se hacía desde la Organización de Mujeres, pero principalmente significaba dar un impulso de la Organización de Mujeres en los diferentes sectores. Por ello, el último año Sonia Fernández fue responsable de la Organización de Mujeres de STEs y yo fui la responsable de la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical.
¿Qué te quedó por concluir?
Me habría gustado que la dinamización y el impulso de la Organización de Mujeres en los diferentes sectores de la Confederación Intersindical hubieran sido más efectiva y más rápida.
¿Qué avances en los derechos de las mujeres se producen en España en ese periodo?
Durante el tiempo que fui responsable de la OM, ha habido cambios legislativos importantes. Destacaría la entrada en vigor de la Ley de Igualdad y los cambios que ha supuesto en el Estatuto de los trabajadores, en la Ley de Seguridad Social y en la LOE; y la Ley Integral contra la violencia de género. Además, se creó el Ministerio de Igualdad, que recibimos con los brazos abiertos, pero que desgraciadamente nació con los días contados y ya ha desaparecido.
¿Qué aspectos hay que seguir trabajando en la escuela para conseguir la igualdad?
En los centros educativos todavía queda mucho por hacer y creo que los cambios deben abordarse de forma integral a través de planes de igualdad que impliquen a toda la Comunidad educativa (familias, profesorado y alumnado). Además, no podemos perder de vista que la coeducación es la base sobre la que debemos educar para construir una sociedad más igualitaria.
Como cierre, me gustaría reflejar que “los resultados visibles de la aportación de la Organización de mujeres son fruto de un trabajo conjunto de muchas mujeres que trabajamos en red y de forma coordinada”. Por ello, quiero agradecer a todas las compañeras todo el apoyo que recibí de todas ellas, pues sin ellas y sin su colaboración no habría podido hacer muchas cosas. Quiero hacer también una mención especial a Begoña Suárez, que fue un apoyo incondicional e inequívoco desde la Comisión Coordinadora, y a Sonia Fernández, que fue un balón de oxígeno y una compañera excepcional el último año.
Mª Sonia Fernández Casal, Licenciada en Matemáticas, Máster en Género y Políticas de Igualdad por la Universidade da Coruña pertenece al STEG y es la primera responsable de la Organización de Mujeres del sector de Enseñanza de STEs durante el curso escolar 2009-2010. Se inicia en las luchas feministas en la Universidad, a través de organizaciones de estudiantes y políticas.
¿Qué te hizo decidirte para asumir la responsabilidad de la O.M. de STEs?
El reconocimiento desde la Confederación Intersindical de que el volumen de trabajo que había alcanzado la OM no se podía seguir manteniendo con una única mujer al frente, así como la oportunidad de trabajar con Isabel en la consolidación de la OM y del trabajo que se venía realizando desde hacía unos años.
¿Qué objetivos te planteas al iniciar ese tiempo al frente de la OM?
En un principio pensé en optimizar al máximo la calidad del trabajo que se venía haciendo en el sector de educación, más que en abrir líneas nuevas. Teníamos un trabajo bueno al que solamente había que dedicarle un esfuerzo mayor-posible siendo dos mujeres al frente de la organización- para poder sacarle el máximo partido desde el punto de vista sindical.
¿Consideras que hubo una mejora en la calidad de las campañas y los materiales?
Creo que esta mejora en la calidad de las campañas se percibió y se supo valorar, aunque el grueso del trabajo “político” que se realiza desde la OM creo que pasa desapercibido para aquellas personas que no están muy próximas a la OM.
¿Con qué dificultades te encuentras cuando asumes la responsabilidad?
El volumen de trabajo relacionado con la visibilización de la OM en diversos ámbitos, estatales e internacionales, es tal que obliga a tener un pié constantemente en Madrid, menguando mucho el tiempo disponible para otro tipo de actuaciones.
¿Qué proyecto no pudiste finalizar y por qué?
Contribuir a la dinamización de la OM en otros sectores. Es un proceso lento que no puede desarrollarse solamente en un año, que exige continuidad.
¿Qué avances has vivido con respecto a los derechos de las mujeres?
La inclusión, con todas sus limitaciones, de las demandas de las mujeres en la agenda política. Una mayor sensibilidad al respecto, respondida de manera feroz desde los sectores más reaccionarios. Aunque los resultados no responden a las expectativas, y las medidas tomadas son siempre insuficientes, hay que reconocer el enorme logro que es el hecho de haber entrado en la agenda.
¿Cómo ves la situación actual de las mujeres en España y en un mundo donde la globalización feroz del capitalismo no tiene límites?
El capitalismo se caracteriza por la especial explotación de cualquier grupo humano que se encuentre discriminado. El caso de las mujeres es paradigmático, y en muchas partes del mundo – y en España también- su suma a otras discriminaciones de tipo étnico, religioso, cultural, de acceso a derechos como la educación…Sin embargo, resulta imposible responder a esta pregunta en unas breves líneas, hay aspectos en los que se está avanzando y muchos otros en los que el panorama sigue siendo desolador.
¿Qué factores se deben trabajar desde la educación para conseguir la igualdad?
La sensibilización y formación del profesorado es el factor más determinante a la hora de conseguir resultados. Es muy frecuente encontrar profesorado que considera que le educación en nuestros centros educativos es neutra desde el punto de vista de género, o incluso que considera que la coeducación no forma parte de la tarea que debe asumir la educación, entendida principalmente como instrucción. A esto se le suma que tenemos que descubrir e inventar como se coeduca, porque ninguna de las personas que estamos hoy en día en la docencia tuvimos una educación coeducativa.
¿Qué reivindicaciones quedan pendientes de abordar?
Para la sociedad española, abordar la conciliación entre la vida personal y laboral de hombres y mujeres, que debería venir de la mano de la reducción de la jornada laboral y el reparto del trabajo. Es decir, exactamente lo contrario de lo que se va a hacer.
A través de las vivencias y experiencias vertidas en estas entrevistas hacemos un recorrido por la historia de la Organización de Mujeres y de la propia Confederación. Se percibe el ambiente de amistad y cooperación que se ha creado en la red de mujeres y sus reivindicaciones coinciden en la necesidad de formación del profesorado y del trabajo conjunto con alumnado y familias para la coeducación; Es imprescindible el desarrollo y la aplicación de las leyes de Dependencia, de Igualdad, de Conciliación de la vida laboral y personal, la Ley Integral contra la violencia, la eliminación de la explotación sexual de mujeres y niñas, conseguir la igualdad salarial y el reparto del trabajo familiar entre hombres y mujeres. La crisis está afectando más a las mujeres y tenemos que estar vigilantes porque la discriminación contra las mujeres ahora se hace de forma más sutil.
Gracias a todas las mujeres que con su esfuerzo y dedicación han logrado y siguen logrando que las Organizaciones de Mujeres y los sindicatos confederados sigan creciendo.
Fermina Bardón Álvarez es militante de STECyL, Castilla y León. Inmersa actualmente en el trabajo en el aula, pero siempre vinculada a la militancia y a las luchas sociales, fue responsable de la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical de 2010 a 2012.
¿Qué te llevó a asumir esta responsabilidad?
Asumir la responsabilidad de Organización de Mujeres (OM), en mi caso, fue consecuencia de los procesos en los que participé en su momento como parte activa del sindicato y como militante feminista. Por un lado, hay que situarse en el contexto pre crisis. Las políticas más neoliberales amenazaban con retrocesos y recortes en derechos. En este contexto, los análisis políticos que hacíamos en el sindicato STELE, como en la asociación feminista Flora Tristán en la que por aquel entonces participaba, ya apuntaban en la dirección de que con la disculpa de la crisis se nos iban a imponer retrocesos importantes y las mujeres podríamos ser especialmente perjudicadas. Por tanto, para luchar contra todo lo que se podía venir encima, se veía como imprescindible que hubiera organizaciones fuertes, críticas y dispuestas a subvertir el orden patriarcal. En este sentido apuntaba el proyecto de la Intersindical, con el que me sentía bastante identificada. Con todo esto en mi cabeza, cuando surgió la posibilidad de asumir la responsabilidad de Organización de Mujeres Intersindical, me lo plantee como una cuestión de coherencia: si participas de una organización tienes que estar dispuesta a asumir las tareas que se presenten y a desarrollarlas con la responsabilidad que la organización espera de ti.
¿Cómo fue tu trabajo al frente de esta responsabilidad? ¿Tuviste algún problema? ¿Cómo fue la colaboración entre todas las mujeres?
El trabajo de la OM se enmarcaba dentro de las líneas políticas que planteaba la OM en las reuniones orgánicas y que, a su vez, aprobaba el Secretariado Confederal. Recuerdo cuatro ámbitos de trabajo: el interno de la organización, el laboral (Educación, Ferroviario, Administración Pública), el institucional y el internacional. Estos ámbitos de trabajo se sustanciaban en campañas, artículos, comunicados, jornadas formativas, reuniones orgánicas de la OM, reuniones diversas con mujeres de STAs, y del Sindicato Ferroviario, reuniones con responsables de salud laboral, y de finanzas de la Confederación Intersindical. De todas estas reuniones salíamos con propuestas de trabajo. Además, estaban las reuniones más institucionales con el Instituto de la Mujer, y con las Áreas de Igualdad de los sindicatos mayoritarios con los que ya nuestras predecesoras pusieron en marcha el proyecto “Sindicadas”. Una parte importante del trabajo como responsable de la OM incluía la asistencia a cuantos actos, charlas, foros y encuentros era invitada la OM. No puedo dejar de mencionar la participación a nivel interno en comisiones y/o delegaciones de la CI. Fue un trabajo bastante intenso, en una gran parte, continuación del trabajo iniciado por las compañeras anteriores. Sin embargo, no fue un trabajo hecho en solitario, tuve la inmensa suerte de encontrar a Rosa Zafra, responsable de OM de STEs, todo lo que ella aportó, su capacidad de trabajo en equipo, su compromiso feminista, su valentía, su sentido del humor, su calidad humana, hicieron el camino muy llevadero. No recuerdo haber tenido algún problema especial. Se ha podido producir alguna tensión con alguna compañera en algún debate, pero eso no lo considero, ni lo consideré en su momento un problema, sino conflictos cotidianos que procurábamos que no se enquistaran y en realidad, creo que nunca nos impidieron tomarnos un café todas juntas después de una jornada de trabajo.
La colaboración de todas las compañeras que acudían a las reuniones orgánicas de la OM, fue extraordinaria. Ellas aportaban experiencia y conocimiento de la organización además de una militancia feminista imprescindible. Eso hacía que los debates de la OM fueran ricos en contenidos políticos y en propuestas de actuación. Al principio de asumir la responsabilidad de OM fue de un gran apoyo y ayuda Isabel, mi predecesora como responsable de OM Intersindical. Mi gratitud a todas y cada una.
¿Qué propuestas llevaste adelante estando al frente de la responsabilidad?
Desde la organización de Mujeres se propuso que la Confederación se adhiriera al Manifiesto Feminista sobre pensiones y salió adelante la propuesta.
Una de las primeras cuestiones que debatimos en la OM, fue sobre la escasa, casi nula, presencia de compañeras en los Secretariados Confederales. Se propuso al Secretariado Confederal iniciar una reflexión y análisis en toda la Organización sindical sobre las causas que originaban tal desequilibrio. Recuerdo que, en su momento, no cambió nada.
Propusimos a Sindicadas elaborar una resolución conjunta sobre violencia machista, para presentar en el Congreso de la IE que se celebró en Ciudad del Cabo en Julio. Salió adelante.
Planteamos unas jornadas de reflexión y análisis sobre la crisis, medidas de ajuste y sus repercusiones en las mujeres. Fueron unas jornadas muy pertinentes dada la coyuntura de crisis sistémica.
Recuerdo también la campaña del 1º de mayo “Más corresponsabilidad, más trabajo digno”.
Quedó pendiente una propuesta de la OM de elaborar un dossier a modo de corpus teórico, con todos los documentos generados por la organización de Mujeres desde su creación, documentos de carácter orgánico y de principios, con el fin de que pudiera ser consultado por futuras generaciones. En su momento a todas nos pareció de vital importancia.
¿Cómo recuerdas tu paso como responsable de la OM de la Confederación Intersindical?
Recuerdo que por mandato expreso de las compañeras de OM, ante la escasísima presencia de mujeres en los secretariados confederales, acudíamos las dos responsables a ambos secretariados (Enseñanza e Intersindical), como apoyo mutuo, más que nada.
Creo que la CI pasaba por un momento bastante convulso a nivel interno. Por un lado, había dos formas de entender la Confederación, que se enfrentaban continuamente por el control de la misma. En esta pelea se empleaba demasiado tiempo y lo salpicaba todo, incluida la OM. Por otro lado, estaba la crisis y sus consecuencias: recortes bestiales, conflictos laborales, implementación de políticas neoliberales, pérdida de derechos en general y una creciente desafección social de los partidos políticos y de los sindicatos en general.
A la Confederación le afectaron los recortes en forma de liberaciones sindicales y esto destapó la caja de los truenos. Los dos cupos con los que se había dotado a la OM, desde hacía tres años, más o menos, se pusieron de inmediato en el punto de mira. Por supuesto, nadie quería que la OM desapareciera, faltaría más, pero nunca se planteó la opción política de reforzar la organización de mujeres, como una prioridad lógica de un sindicato feminista. Digamos que nuestra organización sindical en aquel momento no actúo de forma diferente a como lo estaban haciendo otras organizaciones sindicales y políticas de izquierdas no feminista. No se vio ninguna contradicción en considerarnos sindicato feminista y aplicar recortes, en primer lugar, a la OM. Es decir, se incorporó con total normalidad la misma lógica, patriarcal y machista, que habíamos criticado a los gobiernos cuando empezaron a aplicar recortes en igualdad y derechos sociales.
Recuerdo como un momento especialmente crítico para la OM, la preparación y el desarrollo del congreso que se celebró en Mijas. En la comisión preparatoria del congreso no se vio la necesidad de que la OM tuviera una ponencia propia, como la había tenido siempre desde su creación en todos los congresos. El argumento esgrimido fue que la OM, no necesitaba una ponencia propia, sino incorporar sus contenidos de forma transversal en todas las ponencias. Recuerdo que como responsables de OM vivimos aquello con muchísima preocupación porque parecía un intento claro de rebajar el peso orgánico y político de la OM. De nada servían nuestros argumentos defendidos con vehemencia, ni nuestros razonamientos. Es más, en alguna ocasión encontrábamos compañeros que se autodefinían como feministas, que nos decían fuera de los foros de debate que ellos siempre habían defendido la OM y el trabajo político de la misma, pero dada la situación de crisis que estaba afectando a la Confederación, teníamos que comprender la imposibilidad de optar por otras salidas que no pasaran por recortar en la OM. Hoy, como entonces, me sigue pareciendo una postura paternalista, más en la línea de querer quedar bien que en la línea de estar convencidos de que definirnos como sindicato feminista nos obliga a posicionarnos políticamente como tal. Reconozco que no fueron tiempos fáciles.
¿Piensas que la Organización de Mujeres es importante dentro del sindicato?
Sí, sin lugar a dudas. La Organización de Mujeres es imprescindible.
En primer lugar, la organización de mujeres constituye ese” espacio propio” necesario para desarrollar nuestra autoconciencia feminista como mujeres trabajadoras explotadas. Me parece imprescindible que las mujeres compañeras que se dedican al trabajo sindical, como” liberadas “tengan formación y conciencia feminista. Si no se adquiere en una militancia previa, el sindicato debe proporcionársela y esta función la cumple la Organización de Mujeres.
En segundo lugar, supone un punto de apoyo importante desde el que se pueden hacer análisis de cuál es la situación de las mujeres en el actual sistema socioeconómico, cuáles son las causas de su explotación, y qué medidas hay que tomar para erradicarlas. Análisis que también hay que hacerlos respecto a la situación de las mujeres dentro del propio sindicato.
En tercer lugar, la organización de mujeres es un medio a través del cual se traslada a todo el sindicato los análisis y propuestas anteriores para que se debatan y poco a poco se vayan asumiendo e incorporando a la acción sindical hasta la consecución de un sindicato feminista.
Por último, las mujeres tenemos que estar auto organizadas para liderar la revolución feminista, es decir, para subvertir el paradigma patriarcal dentro y fuera de nuestra organización sindical.
¿Qué piensas que nos queda por hacer dentro de la Organización de Mujeres?
No me considero en condiciones de contestar a esta pregunta ya que, en la actualidad, no participo en la OM. Más bien creo que esta respuesta tendréis que darla las compañeras que formáis hoy la organización de mujeres. El punto de partida será siempre un buen análisis feminista de cuál es la situación de la OM, en estos momentos, dentro del sindicato y cual es en relación con el movimiento feminista, es decir, en relación con otras organizaciones feministas o sindicales. A partir de ahí, habrá que marcar objetivos, posturas y propuestas de acción, sin perder de vista el objetivo final que es acabar con las causas de la explotación de las mujeres, de todas las mujeres.
Una reflexión para terminar.
El pasado 8M, en la multitudinaria manifestación celebrada en León, caminaba delante de mí una mujer muy joven con una pancarta de cartón en la que podía leerse “Vuestro feminismo burgués es una puta mierda”. Me interpeló. Esa mujer treinta años más joven que yo me recordaba con contundencia que la igualdad de género dentro del actual sistema capitalista patriarcal es un espejismo, que el empoderamiento individual de las mujeres para alcanzar cuotas de poder en los gobiernos, en las instituciones o en las organizaciones no garantiza que las condiciones de vida de las mujeres mejoren. Me pareció un slogan potente, con la fuerza necesaria para hacerme pensar. Cierto, el feminismo burgués, o feminismo liberal, no reconoce que el sistema capitalista genera y se basa en unas relaciones sociales de violencia, opresión y explotación para la mayoría de las mujeres. Si no reconoce esta realidad, sus demandas se centrarán en la igualdad formal, sin cuestionar las estructuras económicas, políticas y sociales que dan lugar a la discriminación patriarcal. Por consiguiente, el feminismo burgués es posible que recoja las demandas de unas pocas mujeres pertenecientes a una clase media alta, pero es imposible que el feminismo burgués entienda y haga suyas las reivindicaciones de la mayoría de mujeres trabajadoras, migrantes y jóvenes precarias.
La mujer joven de la pancarta es una como tantas otras que para sobrevivir encadenan contratos precarios en trabajos diversos con largo historial de miserias y opresiones. Eligió este slogan, según me dijo, porque ya no se resignaba con una cuota mayor de igualdad con los hombres, eso sería igualar la explotación y la miseria de la que ellos tampoco se libran en el actual sistema capitalista. “Aspiro, dijo, a una sociedad emancipada, sin violencia por razón de sexo, o de origen o de color de la piel, y donde pueda vivir en armonía con la naturaleza”. No se puede añadir más.
Rosa Zafra Lizcano de STE Castilla la Mancha, fue responsable de la Organización de Mujeres de STEs intersindical, entre los años 2010 a 2012, compartiendo con Fermina Bardón las tareas de la organización, en el ámbito educativo (Rosa) e intersindical (Fermina).
¿Qué te llevó a asumir esta responsabilidad?
Pues tal vez fueron las circunstancias, pero desde el momento en que me liberé por Cuenca asumí esa responsabilidad porque llevaba años militando en el feminismo y me sentí agradecida porque en aquel momento nadie quisiera asumir esa tarea. En seguida quise formar parte de la organización de mujeres asistiendo al encuentro en Gijón, por lo que entré en contacto con las fantásticas mujeres que ya conocéis todas. ¡¡¡¡Cuando me propusieron tomar el testigo de Sonia no me lo pensé dos veces en una mezcla de entusiasmo e insensatez!!!! En definitiva lo puedo resumir en una palabra: compromiso
¿Cómo fue tu trabajo al frente de esta responsabilidad? ¿Tuviste algún problema? ¿Cómo fue la colaboración entre todas las mujeres?
El trabajo fue intenso, a pesar de que en aquel momento “dorado” estábamos dos responsables una para Intersindical y otra para Enseñanza. Aunque lo cierto es que Enseñanza se llevaba gran parte del trabajo de ambas que lo hacíamos de forma colaborativa. No hubo más problemas que los derivados de la responsabilidad que conllevaba trabajar con el Instituto de la Mujer, estar alejada de casa en muchas ocasiones….pero se asumían como parte de tu labor. La colaboración con las compañeras fue siempre excepcional, las tenías a tu lado en los momentos de bajón y las tenías a tu lado en los momentos de exaltación igualmente.
¿Qué propuestas llevaste adelante estando al frente de la responsabilidad?
Recuerdo que lo primero que nos planteamos fue concienciar a nuestros compañeros de una realidad palpable: la falta de compañeras en los puestos de mayor responsabilidad confederal. Así que aprovechando un secretariado intersindical lanzamos varias preguntas a los asistentes, y a pesar de las resistencias que encontramos a aceptar lo evidente hoy vemos, con mucha satisfacción, como se acepta un “espacio libre de machismo”.
Por otro lado, nos pusimos en marcha para la elaboración del Calendario, entonces con la subvención del Instituto de la Mujer fueron dos ediciones del mismo 2012 y 2013, si no recuerdo mal. Participamos en la elaboración de una Unidad Didáctica sobre Las Maestras de la República, que recuerdo con un cariño muy especial. Elaboramos una Guía para la elaboración de Planes de Igualdad y otra sobre Corresponsabilidad, todo ello siempre con la colaboración del citado Instituto, con quien además también tuvimos la suerte de poder asistir a la Iª Conferencia Mundial de Mujeres Sindicalistas de educación en Bangkok, donde conocimos a mujeres de la talla de Stela Maldonado o una queridísima Carmen Vieites, compartimos (a pesar del idioma) impresiones con la delegación de Sri LanKa y nos emocionamos con la representante palestina.
Las Jornadas Confederales que emprendimos fueron también un foco de sororidad, de compañerismo y de debate que me han proporcionado experiencias vitales incalculables. Las primeras que coordinamos fueron en Cuenca donde vivos que el espacio dedicado a la convivencia era fundamental para afianzar los lazos personales y profesionales, y en Madrid se consolidó al año siguiente.
Fui además encargada de representar a la Confederación en el encuentro de sindicatos de Sáhara en Lisboa, junto al compañero Jaime del ferroviario. Mi labor como representante del sindicato fue amplia, presentes en cada congreso de los sindicatos federados (Valencia, Illes….)
¿Cómo recuerdas tu paso como responsable de la OM de la Confederación Intersindical?
Creo que a estas alturas se intuye como lo recuerdo, aunque por un lado fue muy agotador por el numero de horas en aeropuertos, estaciones, ect cuando hoy echo la vista atrás recuerdo las relaciones humanas que durante ese periodo de dos cursos puede establecer, primero con Fermina con quien me une una amistad de por vida, y en segundo lugar con las compañeras de la Organización de Mujeres a las que considero mis maestras, mis referentes. Pero no puedo olvidar a tantas y tantas personas con las que una se va encontrando en este caminito, cada cual con un granito de arena para construirme tal y como soy actualmente. Mi paso ha sido un paso de transformación, de crecimiento personal, de “empoderamiento” y de saber que toda persona es capaz de lo que se proponga.
¿Piensas que la Organización de Mujeres es importante dentro del sindicato?
No recuerdo bien tantos y cuantos argumentos pude esgrimir en aquel Congreso de Almagro para mostrar la esencialidad de la Organización de Mujeres en el Sindicato, sé que no sabía como parar de hablar, señal de que hay muchas y serias razones para su existencia: primero porque la discriminación social y política de las mujeres sigue existiendo dentro de nuestras organizaciones (a pesar de los avances), y la O.Mujeres es un garante de critica interna, de no dar marcha atrás en lo logrado y de empuje para hacer de este Sindicato un ejemplo. Por otro lado la O. Mujeres es absolutamente necesaria para llegar donde los sindicatos territoriales no llegan, el escaso número de personas liberadas, con la sobrecarga de trabajo diario impide una dedicación al tema de la igualdad y la O.M entra en ese ámbito de apoyo a los territorios que no pueden llegar. Por lo que veo en estos años así ha sido.
¿Qué piensas que nos queda por hacer dentro de la Organización de Mujeres?
El sindicato es un reflejo de la sociedad actual, afortunadamente porque es indicador de un sindicato que se mantiene vinculado a la clase trabajadora, por tanto, todo lo que falta por avanzar en la sociedad debe trabajarse. No basta con la intencionalidad de reducir las actitudes micro-macro machistas, sino que hay que seguir ahondado en la transformación personal que nos deconstruya y nos sitúe en una posición de lucha contra el patriarcado. Yo no sé si eso es labor solo de la O. Mujeres o más bien debe ser fruto de una amplia reflexión de abajo-arriba, es decir, desde los territorios y sectores hacia la Confederación.
Una reflexión para terminar
Es difícil centrar una reflexión explícitamente dicha, pues la perspectiva del tiempo ha hecho que todas mis respuestas sean más una reflexión que otra cosa. Pero si tuviera que incidir en algo es esto último que señalaba sobre lo que queda por hacer, sobre todo porque en un sector feminizado como la Educación, verter el resultado de nuestra reconstrucción es importante porque nos convertimos, sin querer, en referente social para cientos de chicos y chicas. Esto me lleva a volver a plantear la necesidad de mantener a las personas liberadas del sindicato en contacto muy directo con los centros educativos, no dejar de sumergirse en escuelas e institutos llevando sus propuestas didácticas de manera práctica y directa. Me gustaría que nos encontráramos en talleres impartidos en los centros sobre nuestras luchas por la igualdad. ¡¡¡¡Y por último felicitar a todas las personas que continuáis haciéndolo posible!!!!
Francisca López García de STE Castilla la Mancha, fue responsable de la Organización de Mujeres de STEs intersindical, entre los años 2012 a 2014.
¿Qué te llevó a asumir esta responsabilidad?
Llegué a la Organización de Mujeres (OM), de la manos de los recortes, esos que afectaron a os pilares de una vida digna de tantas personas de a pie, restringiéndoles derechos básicos que hacen que la vida y no los interés económicos esté en el centro del panorama político. Sus efectos también llegaron a los sindicatos. Las dos liberaciones para la OM, una responsable para STES y otra para Confederación Intersindical, de la noche a la mañana menguaron a una, debiendo aglutinarse en una sola persona ambas responsabilidades y sus correspondientes tareas. Así que un 30 de octubre recibí una llamada de Rosa Zafra, una de las responsables de la Organización de Mujeres, donde me contaba la situación crítica en la que se encontraban (una sola liberación y no tenían responsable para cubrir el puesto), invitándome a asumirlo, puesto que eran muchas las tareas y compromisos adquiridos, por lo que el puesto debía cubrirse. El “marrón” era total, pues aunque yo había asumido la Organización de Mujeres de Castilla la Mancha durante 3 años, y conocía perfectamente el funcionamiento de la OM, ya que había trabajado y colaborado en estrecha vinculación durante mis años de sindicato, en esos momentos estaba en mi centro, centrada en la enseñanza que es mi gran pasión, y desvinculada del ámbito sindical. En un primer momento rechacé la oferta, me fui de fin de semana a Granada y a la vuelta, Rosa había organizado todo. Tenía poca maniobra, pero con el paso de los años, le agradeceré eternamente su insistencia, ya que fue una de las más enriquecedoras experiencias de mi vida, no solo laboral sino personalmente. 3 años después, volvía a la OM y fue mi profundo compromiso con la Organización de Mujeres, y el respeto a su trabajo y objetivos, los que me hicieron aceptar y asumir lo que supuso un reto para mí.
¿Cómo fue tu trabajo al frente de esta responsabilidad? ¿Tuviste algún problema? ¿Cómo fue la colaboración entre todas las mujeres?
Mi mayor problema, y el que ahora recuerdo como anécdota, fue hacerme con el nombre de los distintos sindicatos territoriales y de sus Organizaciones de Mujeres. Mil veces tuve que revisar los escritos, mil veces corregirlos porque siempre había algún fallo en la designación, pero mis compañeras, practicantes de la sororidad siempre, me daban “el toque” antes de que fuese irremediable. Pero lo más grato, lo más reconfortante, lo que siempre tendré presente fue la colaboración estrecha día a día con mi compañera Marga Serrano, que como yo acababa de llegar a la Confederación, y fue en muchas ocasiones mis pies y mis ojos, y siempre mi apoyo. Tras cada intervención, tras cada trabajo, su mirada y su asentimiento eran mi pilar de referencia. Gracias Marga, te las di mil veces, pero no fueron suficientes.
¿Qué propuestas llevaste adelante estando al frente de la responsabilidad?
Se llevaron a cabo muchas propuestas, el volumen de trabajo era muy elevado, ya que se concentraban el ámbito de educación y el de intersindical, y no solo no se quería relegar ninguna parcela de las existentes sino que se implementaron con cada nueva oportunidad de trabajo que surgió.
Participamos en El 7° Congreso Mundial de la Internacional de la Educación celebrado en 2015 en Ottawa, al que presentamos enmiendas sobre las condiciones de las instalaciones sanitarias en los centros educativos, incluyendo la perspectiva de género y el respeto a la diversidad sexual e identidad de género. Este fue uno de los momentos que recuerdo con mayor inquietud, por lo mal que lo pasé, ya que nos encontramos en la mesa de presentación internacional a M. Compendio, que había sido corresponsable junto con Wert de la LOMCE, ante lo cual y como protesta, mi compañero Biel y yo decidimos levantarnos y pasearnos con nuestra camiseta verde, símbolo de la enseñanza pública, ante el numeroso auditorio de la Internacional de Educación, que no salía de su asombro. Fue aquel un momento engorroso y lleno de miedos, especialmente porque el resto de sindicatos españoles, se negaron a seguir nuestra propuesta de queja.
Intervenimos en Dublín en la II Conferencia Mundial de Mujeres de la IE, con la ponencia “ Coeducación: el profesorado tiene la palabra”, junto a las áreas de mujer de CCOO y FETE donde analizamos las consecuencias en la educación de recortes y políticas neoliberales de los últimos tiempos, así como los avances conseguidos en educación por las mujeres españolas en los últimos 35 años. Inolvidable el apoyo recibido por todos los países.
Una de las propuestas que más apoyos tuvo dentro del sindicato, fue el mantenimiento de nuestro calendario coeducativo, Tiempo de mujeres, mujeres en el tiempo. Su financiación por parte del IM desapareció, y se tuvo que optar entre seguir con su elaboración o abandonarlo. La respuesta de la Confederación fue unánime,” no podíamos abandonar un material, tan necesario y tan bien recibido en los centros, y que se había convertido en muchos centros en nuestra carta de presentación como material coeducativo”, así que se asumió y además se implementó su visibilización con la primera presentación pública de nuestro calendario “Creadoras de opinión”, en el Ateneo de Madrid, donde reunimos a periodistas como Soledad Gallego Díaz, Carmen Sarmiento, Rosa María Calaf y Beatriz Gimeno, y nuestra ilustradora Susa Vegas, iniciando así lo que sería la nueva ruta de este material tan importante en la OM.
Recuerdo con mucho cariño, nuestra participación en varias EUCOCO, donde de la mano de mi compañero Jaime del SF, estrechamos lazos con la Unión Nacional de Mujeres Saharauis, y con la red nacional con la que trabajaban en el Estado español. Pasamos días cosiendo y pintando cuadros de patchwork, para un gran tapiz que cubriera el muro de la vergüenza del territorio saharaui, pero nuestros mensajes se sumaron a los de miles de mujeres que eran la casa visible en muchos lugares del mundo de su denuncia sobre uno de los conflictos más invisibles e injustos del planeta, y del cual el Estado español era coparticipe.
Colaboramos con la FLGTB, creando un Acuerdo de colaboración entre ésta y los sindicatos de la educación, y realizando una Unidad Didáctica, que aún hoy no ha visto la luz. En este entorno me encontré con mujeres tan valiosas como Uge, actual presidenta de dicha asociación. Aunque este ámbito no competía a la Organización de Mujeres, a título individual, asumí esta tarea, ya que de manera personal me encontraba muy vinculada a su problemática. También guardo con especial cariño nuestra colaboración con elaboración de la guía “Abrazar la diversidad: propuestas para unaeducación libre deacoso homofóbico y transfóbico”, que salió del grupo de trabajo del Departamento de Antropología de la Complutense, porque además del importante aprendizaje que nos supuso a Marga Serrano y a mí, fue una fragua de amistades que traslado conmigo.
Una de mis primeras propuestas fue participar en la elaboración de enmiendas a la LOMCE, fundamentadas en los aspectos lesivos para una educación de calidad, y con perspectiva de género, centrándonos fundamentalmente en la apertura en los centros educativos a la segregación por sexo. No daba crédito, pero retrocedíamos a la ley educativa de los 60.
Como no mencionar las Jornadas de Mujeres, fueron tres, inolvidables por lo estresantes, pero también por el buen ambiente y expresión de la sororidad que se vivía. Era sorprendente ver año tras año, como el agotamiento con el que llegábamos todas, se convertía en energía y renovación de fuerzas cuando salíamos. El estrés valía la pena, y las fofuchas individualizadas fueron testigo de ello.
Trasladamos al Instituto de la Mujer, una vez más, la situación de doble discriminación que sufrían las interinas en prácticas, especialmente en Castilla la Mancha; elaboramos un protocolo de actuación en Facebook de la OM, para mejorar las participación en redes; se aprobaron varias resoluciones presentadas por la Organización de Mujeres al Pleno de STES y al de Intersindical: contra el anteproyecto de ley sobre derechos sexuales y reproductivos de la mujer, contra las violencia machistas y en rechazo de homofobia y todo tipo de discriminación por orientación sexual o identidad de género en los centros educativos; sacamos adelante la Guía de corresponsabilidad para centros educativos. La corresponsabilidad también se enseña, que sigue siendo un material de referencia en muchos centros educativos, pero hay una propuesta que no puedo olvidar y que me acompañará siempre, nuestra participación como OM en la manifestación del Tren de la Libertad. Fue uno de los momentos más emotivos que guardo, nuestro grito se oyó, ¡vaya si se oyó!.
¿Cómo recuerdas tu paso como responsable de la OM de la Confederación Intersindical?
Compromiso y orgullo, son las palabras que simbolizan mi recuerdo de esta etapa. Orgullo de conocer y reconocer a tantas y tantas mujeres, compañeras, de todo los distintos territorios tanto del Estado español, como de fuera de él, siendo capaces de eliminar fronteras, intereses sindicales, y a veces incluso ideológicos, en pos de un trabajo en equipo, que tenía más valor, por el interés común de la OM y de las mujeres, que las posibles diferencias que pudieran existir. Y compromiso, porque ante cada dificultad, obstáculo, conflicto o reto tanto laboral como personal en ningún momento me encontré sola, la sororidad fluía, y ese calor humano, se retroalimentaba con mi compromiso y con la idea de que se trabajaba en la buena dirección. No mencionaré nombres, todas vosotras, mujeres de dentro y fuera de la OM, me acompañáis en mi andadura diaria. Mº del Mar Almeida, tu también.
¿Piensas que la Organización de Mujeres es importante dentro del sindicato?
Considero que no solo es importante, sino que la Organización de Mujeres es una marca de identidad dentro de la Confederación, de hecho es el área que tiene una perspectiva más intersindical ya que acoge y trabaja para todos los demás sindicatos, aglutinándolos bajo un objetivo común y trasversal a todos ellos: la igualdad entre mujeres y hombres
¿Qué piensas que nos queda por hacer dentro de la Organización de Mujeres?
Me gustaría ser más positiva y decir, que no es necesario ya un espacio específico de trabajo como la Organización de Mujeres, porque la labor sindical con perspectiva de género está completamente interiorizada dentro del sindicato y porque las condiciones laborales, sociopolíticas, y jurídicas de las mujeres no necesitan ser defendidas de manera expresa, puesto que están en igualdad de condiciones y derechos, pero tengo el defecto de ser realista, por eso aunque son muchos los avances realizados, y la Organización de Mujeres y sus mujeres en este sentido ha sido el eje transformador y vertebrador en la concienciación de la Confederación, aún quedan muchas luchas por completar y muchas barreras por derribar dentro y fuera. Dentro nos queda completar la praxis, interiorizarla en nuestro ADN, sin necesidad de recordarla previamente. La praxis que hace que los acuerdos tomados y recogidos en nuestros estatutos no queden en ilusorios deseos o buenas intenciones, sino que rezume en cada palabra, en cada acción o campaña que sale desde este sindicato y de quienes lo formamos. Aún nos falta una representación paritaria de todos los sindicatos, en todas las responsabilidades, y en todos los órganos confederales, pero estamos en el camino.
Una reflexión para terminar
Nos movemos en momentos difíciles, tanto para la clase trabajadora, como para el movimiento feminista, dentro y fuera. El tiempo que vivimos aparece plagado de enredos, mensajes falaces, y cegueras voluntarias,… pero no nos engañemos, peligran no solo las propuestas de la agenda feminista, sino los avances ya conseguidos. Ahora, más que nunca, los sindicatos feministas y de clase debemos renovarnos y desadormecernos. Somos necesarios, no solo en la recuperación de los muchos derechos perdidos, sino fundamentalmente en la adquisición de nuevos, los sobrevenidos con la nueva realidad laboral y social, donde la Igualdad y la equidad entre mujeres y hombres debe ser el primer referente que los conforme, y nunca más quede relegada a segundo plano. Éste es nuestro sindicato, ésta es nuestra lucha.
Publicación en ISSUU