El papel del sindicalismo feminista: cómo las mujeres sindicalistas están trabajando para promover la igualdad de género en el mundo laboral
El Primero de Mayo también tiene nombre de mujer. Como tantas otras pioneras que abrieron camino en la lucha obrera, Isabel Vila i Pujol, una de las primera sindicalistas del estado español y maestra de profesión, alzó la voz en pleno siglo XIX para denunciar la explotación laboral, organizar huelgas y exigir justicia social para las más invisibilizadas. Su ejemplo es uno entre muchos: mujeres que, a lo largo de la historia, han sostenido con coraje las banderas de la igualdad, los derechos y la dignidad en los centros de trabajo y en las calles.
Hoy, como entonces, las mujeres sindicalistas seguimos en la primera línea. Desde sectores feminizados como el educativo, el sanitario o el del personal laboral, hasta aquellos tradicionalmente masculinizados como el ferroviario o el industrial, llevamos tiempo alzando la voz para poner en el centro las desigualdades que atraviesan nuestro día a día: brechas salariales, techos de cristal, violencia institucional, discriminación por razón de género o identidad, y la invisibilización del trabajo de cuidados.
El sindicalismo feminista no solo interpela a las mujeres: es una herramienta colectiva de transformación. Los hombres también deben implicarse activamente en esta lucha, porque la igualdad no es solo una demanda de justicia de género, sino un avance social que mejora la vida de todas las personas. Luchamos por derechos reales, por planes de igualdad vivos y efectivos, por espacios seguros y libres de violencias, por la corresponsabilidad y por un reparto justo del tiempo y el trabajo. Porque sin feminismo, el sindicalismo se queda cojo. Y sin justicia social, no hay igualdad posible.
Seguiremos organizadas, combativas y unidas. Porque la igualdad no se delega: se defiende, se practica y se conquista.
Organización de Mujeres de la CI
1 de mayo de 2025
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